La fermentación durante el proceso de ensilado es una etapa crucial en la transformación del forraje fresco en un alimento más nutricional digestibles para vacas de leche.
Una de las herramientas para favorecer este proceso es mediante el uso de inoculantes, que, como cualquier otra inversión, exige valorar los pros y contras.
El inoculante para el maíz debe cumplir dos objetivos:
Favorecer la instauración rápida y segura de la fermentación tras la cosecha.
Aumentar la estabilidad den ensilado en el momento de la apertura del silo.
Dos ventajas principales
Facilitar la recuperación de materia seca, es decir, reducir las pérdidas de MS
Tras la cosecha se inician las pérdidas de materia seca debidas al proceso natural de fermentación. Estás pérdidas deben minimizarse entre un 4-7%, lo que supone que de cada 100 T de forraje fresco de 4 a 7 T se perderán en el proceso de ensilado.
Si no usamos inoculantes y dejamos que la fermentación ocurra gracias a las bacterias naturalmente presente en el forraje fresco, estas pérdidas pueden llegar a suponer la de 10 a 15 T por cada 100 T de forraje.
Estabilidad una vez que abrimos el silo
El uso de THOR OPTIMAIZE proporciona bacterias de la cepa Lactobacillus brevis, que previene el crecimiento de levaduras y mohos una vez que el ensilado entra en contacto con el oxígeno. Estas poblaciones tienen mayor relevancia en situaciones de clima templado y húmedo.
El coste del inoculante: ¿realmente es una desventaja?
En Tech Complex trabajamos mucho para ofrecer THOR OPTIMAIZE, un inoculante para el maíz (también indicado para el ensilado de sorgo y pastone) de alta eficacia compuesto por novedosas cepas bacterianas y a un coste muy competitivo.
Lactobacillus casei
Lactobacillus brevis
Complementando la acción de las cepas bacterianas incluimos la actividad de una enzima xilanasa que mejora la estructura de la fibra, disminuyendo el riesgo de fermentaciones anormales en ensilados con un ligero exceso de humedad y favoreciendo la digestibilidad de esta fibra.
Mecanismo de acción de THOR OPTIMAIZE
Lactobacillus casei
Bacteria productora principalmente del ácido L-láctico, uno de los isómeros del de ácido láctico y que a diferencia del ácido D-láctico, es la forma metabolizada en mamíferos.
Además, durante la fermentación, produce diacetilo, o butanodiona, un compuesto que transmite al ensilado un olor a mantequilla particularmente agradable.
Cepa importante al inicio de la fermentación, con capacidad de crecer en una amplia gama de materias secas y de reducir el nivel de Clostridia dentro del ensilado en comparación con otras bacterias productoras de ácido láctico.
Disminuye el pH como resultado de la alta producción de ácido láctico.
Se consigue una mayor conservación de los nutrientes del forraje fresco desde el inicio de la fermentación.
Reduce las pérdidas de materia seca de forma consistente.
Lactobacillus brevis
L.brevis es una bacteria heterofermentativa, productora de ácido acético, principalmente en las fases iniciales de la fermentación, cuando la actividad de la enzima xilanasa se encuentra optimizada, por lo que L. brevis, a diferencia de otras cepas heterofermentativas, tiene el potencial de mejorar la estabilidad en la apertura temprana del silo.
Tiene actividad en un amplio rango de temperaturas, de 15 a 45ºC, por lo que es de interés sobre todo en las zonas de altas temperaturas, como al sur de España.
Esta cepa es capaz de utilizar los azúcares de 5 átomos de carbonos disponibles gracias a la enzima xilanasa para la producción eficiente de ácido acético.
Capacidad de aumentar la estabilidad del ensilado una vez abierto en contacto con el oxígeno, puesto que el ácido acético que produce inhibe el crecimiento de las levaduras (también hongos) que se activan cuando se abre el silo.
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