Importancia de mantener el comportamiento productivo
Es fundamental mantener el comportamiento natural y productivo de los animales para asegurar un rendimiento óptimo en condiciones ambientales adversas. El estrés térmico representa un desafío importante en la producción animal a nivel global, especialmente en regiones tropicales de forma continua y en países templados durante las temporadas cálidas.
Qué es el estrés térmico y cómo afecta a la producción
El estrés térmico se produce cuando las condiciones de temperatura y humedad ambiental superan la capacidad fisiológica del animal para disipar el exceso de calor corporal mediante sus mecanismos naturales de termorregulación. Esta situación tiene un impacto negativo directo en parámetros productivos clave, como el consumo de alimento, la ganancia de peso y la producción de leche.
Enfoque neurosensorial y multisistémico para la adaptación
Desde un enfoque neurosensorial y multisistémico, la modulación de las señales de estrés a nivel del sistema nervioso central puede facilitar una adaptación más eficiente a situaciones de calor. Mantener comportamientos productivos normales, como la ingesta de alimento y agua, así como la interacción social, resulta esencial para minimizar las pérdidas productivas derivadas del estrés térmico.
Estrategias técnicas para mitigar el impacto
Las estrategias técnicas actuales para mitigar este problema integran múltiples áreas de acción, incluyendo componentes fitogénicos, galénicos y neurosensoriales, que en conjunto ayudan a preservar las funciones fisiológicas y conductuales de los animales. Estas soluciones actúan modulando la percepción y respuesta al estrés, favoreciendo la homeostasis y el equilibrio metabólico bajo condiciones desafiantes.
Impacto económico y productivo por especie
Es relevante considerar el impacto económico asociado al estrés térmico. Por ejemplo, en pollos de engorde, el calor intenso puede reducir el consumo de alimento y empeorar el índice de conversión, afectando negativamente la tasa de crecimiento. De manera similar, en cerdas lactantes, el aumento de la temperatura ambiental provoca descensos significativos en la ingesta alimentaria, con repercusiones en la productividad y el desarrollo de la camada. En vacas lecheras, un índice temperatura-humedad (THI) elevado compromete la producción láctea y puede alterar el comportamiento habitual de alimentación y bebida.
Tabla resumen – Impacto y resultados por especie
Especie | Condiciones de estrés térmico | Efecto habitual sin intervención | Resultados observados con estrategias neurosensoriales y multisistémicas | Parámetros mejorados |
Pollos de engorde | 34–36 °C, HR >80% (tropical) | Reducción de consumo; menor ganancia; peor conversión | Consumo más estable incluso en horas de mayor calor; +4% mejora en conversión; +8,8% ganancia diaria acumulada | Consumo de pienso, índice de conversión, ganancia de peso |
Cerdas lactantes | >25 °C (moderado a alto) | −385 g/día (>25 °C) y −923 g/día (>27 °C) de ingesta | +170 g a +820 g/día de pienso; mayor peso de camada al destete (+3,5 a +4,3 kg) | Ingesta diaria, peso de camada |
Vacas lecheras | THI ≥80 | Descenso productivo; menor consumo de alimento y agua | +2,6% producción en multíparas; +2,3% en primíparas; mantenimiento de ingesta y actividad | Producción de leche, consumo y actividad alimentaria |
Evidencia de eficacia en estudios y ensayos
Diversos estudios y ensayos han mostrado que intervenciones que impactan en la señalización neurosensorial y la adaptación fisiológica pueden ayudar a mantener o mejorar estos parámetros productivos durante episodios de estrés térmico moderado a severo.
Recomendaciones prácticas para mitigar el estrés térmico
Monitoreo ambiental constante
Medir de forma regular la temperatura y la humedad relativa dentro de las instalaciones y calcular el índice temperatura-humedad (THI) para anticipar el riesgo de estrés térmico.
Optimización de la ventilación y el flujo de aire
Uso de ventiladores, extractores y sistemas de ventilación cruzada para favorecer la disipación del calor, especialmente en horas de mayor carga térmica.
Suministro adecuado de agua fresca
Asegurar disponibilidad permanente de agua limpia y a temperatura adecuada, incrementando puntos de bebida en épocas de calor intenso para evitar competencia entre animales.
Manejo del horario de alimentación
Ajustar los horarios de suministro de pienso hacia las horas más frescas del día, reduciendo el riesgo de termogénesis alimentaria en los picos de calor.
Suplementación nutricional estratégica
Incorporar aditivos funcionales con acción fisiológica y neurosensorial que ayuden a regular la respuesta al estrés térmico y mantener el consumo y la producción.
Control de densidad animal
Evitar sobrepoblación en las instalaciones para reducir la carga térmica generada por los propios animales y facilitar la circulación de aire.
Conclusiones
La gestión efectiva del estrés térmico en la producción animal requiere un enfoque técnico integrado que favorezca la adaptación conductual y fisiológica del animal. La aplicación de estrategias multisistémicas que modulan la respuesta al estrés térmico contribuye a preservar el rendimiento y la eficiencia productiva, sin depender de referencias a ingredientes o productos específicos.