El uso de extractos vegetales en la alimentación animal está sujeto a un marco normativo complejo y restrictivo.
Los productos a base de plantas pueden incluirse en 3 “estados” regulatorios:
- Medicamento (plantas medicinales)
- Materias Primas
- Aditivos
Lamentablemente, los límites entre los distintos estados no se encuentran bien definidos en ocasiones, por lo que se necesita un amplio conocimiento de la normativa aplicable para conocer las posibilidades y restricciones de uso de estos extractos vegetales.
Los extractos vegetales han sido utilizados desde la antigüedad para el cuidado de la salud humana y también para el tratamiento de animales domésticos. Aunque hoy en día existen numerosos productos sintéticos para tratar tanto a humanos como animales, el interés en los extractos vegetales en la ganadería persiste, aunque su uso está sujeto a una estricta regulación que limita qué plantas y partes de ellas pueden emplearse.
Existen tres principales estatus regulatorios para los productos derivados de plantas en la ganadería:
-
Medicamentos veterinarios vegetales: Son productos formulados a partir de plantas listadas en farmacopeas, con autorización de comercialización previa tras demostrar propiedades terapéuticas, eficacia y seguridad. Se dispensan bajo prescripción veterinaria.
-
Materias primas para piensos: Según la normativa europea (Reglamento CE 767/2009 y 68/2013), ciertos extractos vegetales obtenidos mediante procesos básicos y con carácter nutricional pueden ser usados como materias primas en la alimentación animal, sin necesidad de evaluación de seguridad por terceros. Ejemplo: especias molidas como el tomillo en polvo.
-
Aditivos para piensos: Regidos por el Reglamento CE 1831/2003, estos productos proporcionan funcionalidades al pienso y al animal, más allá de un valor nutricional básico. Los extractos vegetales con este estatus deben estar autorizados individualmente tras evaluación de seguridad y eficacia por la EFSA y la Comisión Europea. Pueden ser aditivos sensoriales (mejoran el sabor y olor) o zootécnicos (mejoran digestibilidad, estabilizan flora intestinal o el bienestar animal). El proceso de autorización es complejo, costoso y requiere caracterización botánica y analítica detallada.
La línea divisoria entre extractos considerados materias primas o aditivos puede ser muy tenue, lo que genera incertidumbres en la clasificación y uso profesional.
Actualmente, el marco regulatorio europeo restringe la innovación y la inclusión de extractos vegetales, limitándolos principalmente a funciones sensoriales o zootécnicas. Esta rigidez está provocando la retirada de muchos productos estandarizados del mercado, lo que puede ser contraproducente dada la relevancia potencial de los extractos vegetales para contribuir a los retos sanitarios y sociales de la ganadería, como la reducción de medicación y resistencia antibiótica.
La Comisión Europea está trabajando en la adaptación del Reglamento 1831/2003 para actualizar el marco normativo conforme a las necesidades y expectativas sociales actuales, con el objetivo de favorecer la innovación y el desarrollo de aditivos basados en plantas con funcionalidades ampliadas.
En resumen, los extractos vegetales disponibles para la alimentación animal se clasifican principalmente como medicamentos veterinarios, materias primas o aditivos, cada uno con diferentes requisitos regulatorios. Su uso eficaz y seguro requiere profesionales muy informados sobre la normativa y las características químicas y biológicas de los extractos. Aunque el marco regulatorio actual es restrictivo, existen iniciativas para promover una regulación más adecuada que impulse el potencial de las soluciones a base de plantas en la nutrición animal.
Si quieres saber más este es el enlace a un artículo de nuestra compañera de Phode Sophie Izard Decuq, regulatory affairs manager/market access overseas.