Amélie Cornillet, Veterinaria de Vitalac, explica dos aspectos que no deben pasarse por alto en épocas de estrés por calor.
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1. El BACD (Balance Anión Catión de la Dieta), y
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2. Prevenir el síndrome de hiperpermeabilidad intestinal y sus consecuencias negativas.
El estrés por calor en vacas de leche comienza a partir de 22°C y 50% de humedad relativa y tiene consecuencias importantes en referencia a la salud y rendimiento:
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Reducción de la ingestión alrededor de un 10 al 30%.
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Disminución de la producción de leche (de 2 hasta 4 kg/día promedio durante el verano en España).
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Disminución hasta -0,4% de grasa en la leche.
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Fertilidad degradada y aumento de las cojeras al final del verano.
Esto origina una pérdida económica, que oscila entre 130-250 €/vaca dependiendo de la región. Por lo tanto, es fundamental actuar.
1.- Actuar sobre el BAC de la ración y el consumo de minerales como potasio (K+) y sodio (Na+)
El estrés por calor también es un factor de riesgo importante para la acidosis ruminal y metabólica. De hecho, las vacas hiperventilan para eliminar el exceso de calor corporal, lo que provoca, por un lado, una eliminación excesiva de CO2 en el aire exhalado, elemento implicado en la regulación del pH sanguíneo, y, por otro lado, una disminución en el tiempo de rumia, que conduce a acidosis ruminal. La consecuencia para las vacas es una caída significativa en la ingestión, pérdida de producción, aumento del recuento de células somáticas y disminución de las tasa de grasa y proteína en la leche.
El consumo continuo de un alimento mineral compensando las pérdidas de K+ y Na+, al tiempo que aumenta la BAC de la ración por el aporte de carbonatos y bicarbonatos, previene así la aparición de acidosis ruminal y metabólica. De esta forma, se mantiene la ingestión, la producción de leche y la calidad de la misma.
2.- Prevenir el síndrome de hiperpermeabilidad intestinal y sus consecuencias
En épocas de estrés por calor, la circulación sanguínea se dirige principalmente a los capilares sanguíneos de la piel, para permitir que la vaca elimine el calor más fácilmente. Otros órganos, como el intestino, reciben menos aporte sanguíneo, por lo tanto, menos oxígeno y nutrientes. Esto provoca estrés en las células que forman la barrera intestinal. Esta barrera se destruye parcialmente, provocando el paso de toxinas desde el interior del intestino al torrente sanguíneo. Esto se denomina síndrome del intestino permeable o hiperpermeabilidad intestinal.
Estas toxinas son proinflamatorias, lo que significa que activarán la respuesta inflamatoria en la vaca. Una vez activado, el sistema inmunológico utiliza mucha más glucosa para obtener energía de lo habitual, llegando a consumir hasta 2 kg de glucosa por día.
Una vaca sana que produce 45 litros de leche, normalmente consume 2,5 kg de glucosa por día. La misma vaca, con estrés térmico, pasará a consumir 4,5 kg de glucosa por día.
Durante este síndrome de hiperpermeabilidad intestinal, que puede ser provocado o acentuado por otros estresores (alimentarios, sociales, micotoxinas, etc.), hay menos glucosa disponible para formar lactosa en la ubre, y la producción de leche se reduce considerablemente. Todas las demás funciones que dependen de la energía disponible, como la función reproductiva, también se ven afectadas por esta disminución de la disponibilidad de glucosa; esto explica en parte la disminución de la fertilidad observada en los meses de verano.
Para una prevención óptima del síndrome del intestino permeable durante períodos de estrés por calor, es necesario actuar sobre la ración para mantener una buena salud del intestino y de la flora digestiva, por ejemplo, utilizando un secuestrador de micotoxinas, probióticos y prebióticos, pero también aportando elementos minerales que fortalecen la integridad de la barrera intestinal como los quelatos de aminoácidos de zinc utilizados en altas dosis.
Para luchar contra las consecuencias de la hiperpermeabilidad intestinal en verano, el consumo de precursores de glucosa aumenta el nivel de glucosa en la sangre y así mantiene la síntesis de leche en la ubre.
3.- Mantener una ración siempre fresca
4.- Aumentar la densidad energética de la ración y utilizar aminoácidos protegidos.